La ocupación y reproducción humana siempre ocurren en un entorno favorable con recursos naturales abundantes. Normalmente, se piensa que los humanos no necesitan ir a lugares como el Tíbet, una región de alta montaña. Sin embargo, los humanos ya estaban presentes allí mucho antes. De hecho, según los hallazgos arqueológicos, nuestros antepasados vivieron allí hace 50.000 años.
De julio a agosto de 1966, el Equipo de Expedición Científica Integral del Monte Everest descubrió un núcleo, un rastrillo y más de 20 microlitos hechos de vermiculita, calcedonia y cristal en la terraza fluvial a 4.300 metros sobre el nivel del mar, en el lado este de la carretera entre China y Nepal y el río Boqu, al sur del pueblo de Yali, en el condado de Nyalam, en los Himalayas. Posteriormente, encontraron tres herramientas talladas aproximadamente a 1 kilómetro al sureste del corral de ovejas (nueve nivel) en la carretera entre China y Nepal, en la terraza del lado izquierdo del río Langlongqu (a 4.900 metros sobre el nivel del mar). Debido a la insuficiencia de materiales para certificarlo en ese momento, se consideró que estos objetos marcaron el inicio de una nueva era, lo que demuestra que los humanos vivieron en el Tíbet hace 10.000 años.